miércoles, 28 de marzo de 2007

Que nos salven las palabras...


Que nos salven las palabras del vértigo mudo de saltar a nuestros brazos. Que nos retengan las palabras en el desliz nocturno para no caer vertiginosamente y perdernos y golpearnos. Son los toboganes del dolor y las palabras reiterándose en la puerta de tu boca. Que nos dejen las palabras que nos permitan anidar en sus huecos. Que los discursos no te atrapen. Que no te retengan en su mundo metódico de cadenas y aros. Por eso día y noche le pido a los discursos que abandonen tu boca que se queden dormidos en la suavidad de tus dientes. Y me hablas del juego dialéctico de tantos otros juegos. Y tu alma callada. Atada a un juego que no existe porque justamente se trata de no jugar pero sí perderlo todo. Que la mayéutica te enrede en su intuición. Qué no encuentres las palabras para nombrar. Entonces, que los pensamientos y las estrategias te destierren para siempre. Y las palabras, esas que se padecen, te salven de mi boca. Porque mi boca no tiene distancia con la llama.
V. Z.

1 comentario:

graciela dijo...

Escritora Valeria en verdad a sus seguidores lectores no nos alcanzan palabras para nombrar las emociones que usted nos despierta por cada uno de sus fértiles regalos.Son semillas que se reproducen en los huecos de nuestras almas,hambrientas de verdadero arte,inusual hoy día.
Gracias poeta por hacernos disernir el valor de las palabras.
Sus palabras son cimiento y giro para revertir posturas y no aceptar discursos exteriores,así sea perdiéndolo todo.Graciasssss.Con muchas S para Ser Sordos a los falsos discursos.Mónica Graciela.Rosario