miércoles, 28 de marzo de 2007

Pido que...


Pido que me dejes que me abandones que me pierdas, pido. Le ruego al viento que te deje quieta sobre tus apacibles nidos junto a tu sombra suspendida en la llama que te convoca, que te deje. Suplico por el mar que sus olas te embarquen que te devuelvan a otras costas que esas fuerzas te sumerjan en los fondos de océanos y te dejen dormida sobre orillas inhóspitas en islas deshabitadas, le suplico. Le pido a las palabras un conjuro una formula un discurso que te acerque al triste mundo de las cartas. A los vocablos y oraciones que te alejen, lejos, muy lejos. Clamo por perderte en la muchedumbre de los otros en las máscaras de los otros en la velocidad del mundo en la competencia feroz que se avecina en mis propias máscaras, perderte. Le imploro a los días que te devuelvan el tiempo que abran la ventana del tiempo que te regresen a su cruel mundo de minutos a la esclavitud de las agujas, le imploro. Pero estás seguís perseverás insistís, firme y tenaz como el mundo.
V. Z.

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