viernes, 4 de febrero de 2011

Sueño que soy una mano mutilada que cocieron a mi boca


En los círculos de este trastorno de espectro que me persigue, no puedo hablarle a tu fantasma.  Soy una niña muda, una especie de mariposa gris que hace la ausencia del color: ese capullo de seda del mutismo que crece en mi boca.   No sé hablar.  Las palabras son un huracán por dentro, una porción de miel en la sangre, un acantilado detrás de la meseta del olvido.   Eso soy, una marginal meditabunda que apenas puede esbozar un sonido gutural para pedir algo: un grito desgarrador cuando le arrancan el corazón.   El habla me ha sido negada, giro sobre mis pies como tonta, doy vueltas sin poder asir, me aterra el vértigo.  En las crisis de espectros soy un silencio de mármol detenido ante aquel fantasma.  No supe cómo hablar, pero adentro los mapas trazan los recorridos incasables de los diálogos, y la voz no puede, no sabe.  Soy una mujer muda, no sé cómo se dice.  Apenas puedo ser algo más que una hoja que tiembla, una mariposa nocturna que se suicida contra el vidrio por un segundo más de luz, una hormiga que da vueltas enloquecida en la misma rama porque no encuentra la salida.  Eso soy; una mano amputada que ha sido cocida a mi boca, como una prolongación espantosa, una monstruosidad que la humanidad niega y que tu fantasma jamás debe saber.

1 comentario:

Osvaldo Rassetto dijo...

Vale: me quedé sin palabras,sos una creadora única; me encantó esto,este hermoso naufragar entre tormentas íntimas.SOBERBIO!!!
Osvaldo Rassetto